El 11 de septiembre de 1973, es el día en que Chile cambio para siempre. Un golpe de estado remece los cimientos de la república y nuestra democracia. El clima de confrontación política toma un rumbo violento y en el país se comienza a instalar una dictadura sangrienta. Las imágenes de los aviones bombardeando el Palacio de la Moneda recorren el mundo que reacciona con asombro con los acontecimientos que terminan con el gobierno de la Unidad Popular y con la muerte por suicidio del presidente Salvador Allende. Así como mueren miles más los días, meses y años posteriores.
Ese día 11 de septiembre del año 1973 el golpe de estado impidió el viaje de la selección chilena de futbol, que tenía programado vía aérea, en el inicio de una gira que los iba a llevar hasta Moscú. Donde se tenía que desarrollar el partido de ida contra el equipo de la Unión Soviética por el repechaje que entregaba un cupo para el Mundial de Futbol en Alemania Occidental de 1974. Tras un sin fin de peripecias que tuvieron que pasar los jugadores un convulsionado 11 de septiembre en Juan Pinto Duran, el viaje fue finalmente reprogramado. Pero el golpe de estado había cortado de cuajo las relaciones diplomáticas con el gobierno soviético. Era plena Guerra Fría y con el ascenso de los militares y el fin del gobierno socialista en Chile, la cortina de hierro se instalaba con fuerza como ese muro invisible que dividía las aguas con el rival futbolístico de turno. Finalmente, con un viaje que fue de varias escalas, la selección chilena el 26 de septiembre de 1973 ante más de setenta mil personas en el Estadio Lenin de Moscú, juega y empata cero a cero. Curiosamente no quedo registro audiovisual de ese empate sin goles convirtiéndose en uno de los partidos más enigmáticos que hemos tenido en la historia del futbol chileno. Los soviéticos declinaron jugar la revancha argumentando razones éticas, ya que el Estadio Nacional se había trasformado en el principal centro de detención, tortura y muerte de la incipiente dictadura militar. En el año 2003 con motivo de los treinta años del golpe militar en Chile, el periodista Axel Pickett pudo reconstruir los hechos a partir del testimonio de los testigos directos y que terminan en la publicación de este libro.
SINOPSIS:
El nombre de esta obra es sacado de la frase del “Chamaco" Valdés y de muchos de sus compañeros que pensaban que más que este partido, sino el viaje, el que rodeo toda su historia enigmática. Ellos debían ser muy valientes para ir a meterse en la “boca del lobo”. En Chile existía una dictadura militar y la Unión Soviética era al igual una dictadura y ambos países habían roto relaciones diplomáticas y obviamente existía el temor de parte de la delegación chilena que pudiera haber represalias para quienes viajaran a Moscú. Represalias que podían significar incluso quedarse allá como moneda de cambio para intercambiarlos con los dirigentes políticos de izquierda aquí en Chile.
Viajar a Moscú era muy difícil y diferente en aquellos años. No había WhatsApp, no existía Internet, no había celulares. Los llamados de larga distancia eran una odisea ya que era una llamada telefónica transcontinental, por lo tanto, no existía ninguna posibilidad de saber de tus seres queridos. Aquí había futbolistas que temían por represalias militares por sus familias de izquierda como las del “Pollo” Veliz y Carlos Caszely, los dos más militante de izquierda. Incluso hubo futbolistas que se alojaron en el Hotel Carrera, vecino del Palacio de la Moneda, que debían presentarse ese 11 de septiembre en Juan Pinto Duran ya con el inicio del golpe de estado en evolución. Cuando se produjo el bombardeo a la Moneda, los dirigentes enviaron a los jugadores a sus hogares a esperar nuevas noticias del viaje. Los que tenían que volver al Hotel Carrera, vieron que era imposible ingresar al centro de Santiago por los enfrentamientos armados en las calles. Posteriormente estos jugadores caminaron, fueron detenidos por patrullas militares y ellos se identificaban como jugadores de la selección chilena de futbol. Pasaban, pero les jugaba en su contra que eran jugadores de región y poco conocidos en la prensa local. Lograron llegar al Hotel Carrera, ya muy avanzada la tarde con el golpe consumado y el presidente Allende muerto. Después de mucho esfuerzo lograron comunicarse con sus familias.
Es uno de los primeros vuelos internacionales post golpe de estado que pueden abandonar el país en un momento de crisis nacional. La dictadura asumió poco importante asegurar la presencia de la selección chilena en la Unión Soviética, pero bajo las conversaciones de los dirigentes de la selección y los militares, la delegación logra salir del país vía aérea hacia Buenos Aires, Argentina y Ciudad de México posteriormente. Los jugadores se sorprenden porque los periodistas en dichos países van al aeropuerto y las preguntas eran todas de carácter político sobre lo que estaba pasando en Chile. Ellos, los periodistas se sorprenden ya que tenían los jugadores chilenos la instrucción de no referirse de este tema político.
No existían los permisos de los clubes como en la actualidad como las fechas FIFA. Había que gestionar con bastantes meses la petición de jugadores para representar a Chile. Carlos Reinoso, que era una tremenda figura en el futbol mexicano del América no recibe el beneplácito para viajar y no está en este partido contra la Unión Soviética. El otro ejemplo es de Elías Figueroa, que fue lo opuesto a Carlos Reinoso y se va rumbo a la Unión Soviética sin saber mucho, por el problema de las comunicaciones en aquellos años, para enterarse dónde estaba la selección. Curiosamente avisa a su esposa, en medio de una entrevista con la prensa de Brasil, que él viajaría a Europa a encontrarse con la delegación chilena. La motivación de Elías para de defender a Chile es para elogiarlo, ya que tenía un partido contra Sao Paulo y los dirigentes le dan la luz verde para ir a defender a Chile. Elías Figueroa no jugaba por la selección chilena desde hace seis años desde el Sudamericano de 1967. O sea, era para imaginarse las ganas de Elías Figueroa de ir a jugar con pasaporte en mano. Con casi nada en su bolso, llega al invierno europeo y lo primero que se compra en Paris es un chaleco con los cien dólares que le pasó un dirigente en Brasil. Sin ningún dirigente esperándolo, sin saber el idioma y sin saber dónde está la delegación nacional. En el mesón de LAN Chile le comunican que desde Suiza la selección nacional viajara a Frankfurt para ir a Moscú. Elías Figueroa viaja a Alemania solo con su pequeño bolso con sus zapatos de futbol, sus vendas y un poco más. Casi nada. Al llegar le sucede lo mismo sin plata ni pasajes va a LAN Chile y le avisan al consulado en Frankfurt para que una hija del cónsul lo saque del aeropuerto y lo aloje hasta el otro día cuando la selección nacional llegara a Alemania. Al otro día vuelve al aeropuerto y se encuentra con sus compañeros, compañeros que no conocía a la gran mayoría luego de pasados seis años. Elías Figueroa es uno de los valientes en la historia de ese partido.
En Moscú a los chilenos les hicieron saber que no eran tan bienvenidos. Igualmente hay que ver el contexto. En la Unión Soviética el futbol no es uno de los deportes favoritos, a pesar que ese mismo equipo soviético había sido campeón Olímpico en 1972 y vicecampeón de Europa. El partido, en sí, para los moscovitas no era un gran tema. Sobre todo, porque los medios de comunicación enteramente eran dirigidos por el Partido Comunista Soviético y se dio la orden de no publicar nada y silenciar este evento deportivo. Era ponerse el parche antes de la herida, era jugar a ver qué pasaba. Los jugadores soviéticos tenían la impresión que si ellos de local ganaban tres a cero o más, no venían a jugar a Chile. Era un tema de pragmatismo, junto con lo político. Al empatar cero a cero los soviéticos no se iban a exponer a una vergüenza política y futbolística jugando de visita contra Chile en el Estadio Nacional y perder. Era un rival ideológico y político.
IMPRESIONES/CONCLUSIÓN:
Como futbolero, es un libro que disfrute mucho, ya que por las entrevistas y testimonios se construye este partido silenciado y enigmático. Cada palabra, detalle hacen crecer a esta obra histórica. Libro que termina mirando al país y a la sociedad; este no es solo un libro de futbol. Encontramos la historia de un país que se quebraba, una nación en el punto máximo de ebullición y como el futbol, ese deporte mirado en menos, lograba cobijar buena parte de la esperanza perdida en aquellos años oscuros. Muestra un país diferente, ya que exhibe como compartían camarín futbolistas de caracteres opinantes diferentes políticamente, tan talentosos como duros fuera de la cancha. Un ejemplo de coraje, valentía, pero más de tolerancia y respeto entre ellos. Nos revela como esa tolerancia era permitida, validada, fomentada entre estos deportistas. La misma tolerancia que en las calles llegaba a un punto de no retorno que tanto daño le hizo a nuestra memoria nacional y nos divide hasta nuestros días. Imprescindible.
Autor: Axel Pickett
Originalmente publicado: 2003
Idioma: Español
Formato: Físico
ISBN: 978-95-694-9605-9
Páginas: 171 páginas
Calificación: Imprescindible