domingo, 27 de marzo de 2022

Libro: Mario Benedetti - La Tregua


"Ella me daba la mano, y ni hacia falta nada más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla , más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor".

Vemos en formato de diario de vida la existencia, en un principio, gris y triste de Martín Santomé. Viudo hace décadas, padre de tres hijos, con los cuales no tiene una muy buena relación y cercanía. A punto de jubilar, pensando que hará en su nueva vida como retirado. Mayormente su vida sucede en su trabajo de oficina como contador, que es aburrido, monótono y rutinario. Sus almuerzos, situaciones y conversaciones en restaurantes y cafés de Montevideo, Uruguay de 1957.

Dentro esta vida triste un día llegan a su trabajo nuevos empleados, de los cuales están Laura Avellaneda, una joven que según Santomé “no muestra ganas de trabajar pero entiende lo que le dicen”. De a poco se relaciona con él, su jefe, y van formando una relación de trabajo y amistad. Sabe que vive con sus padres y que tiene novio. Además descubrimos una vida amorosa de Santomé, con relaciones esporádicas y únicas con ciertas mujeres. Relaciones que no van más allá que el sexo.

La diferencia es que Santomé se interesa por Avellaneda, se pregunta qué es lo que le atrae de ella y no es capaz de descubrirlo. Al final, llega a la conclusión que está enamorado de ella, pero su amor hacia Laura se debe acallar en su trabajo y busca la formas de reunirse en cafés o restaurantes. Sigue sus rutinas, hasta que logra juntarse con ella y de una vez por todas, por su madurez y seguridad por los años de experiencia, declarar su amor. Ella, de cierta forma ya lo sabía, y es la razón por la que desea reunirse con él. Le pide algunos días para pensar en su declaración de amor y sus pasos a seguir.

Avellaneda sólo dice ”usted me gusta” y comienzan una relación en que se observa la libertad y la compañía. Santomé ve con esperanza que una joven se haya fijado en él. Al principio ve con desconfianza la gran diferencia de edad. Él dice “podría ser su padre”, pero poco a poco dichas altas barreras van cayendo por el amor puro y verdadero que Avellaneda entrega a Santomé.

Conoce a Laura en cada conversación y se sorprende de la calidez y pragmatismo en que está construida. Compara a su fallecida esposa con este joven amor y encuentra las diferencias que los unió y une. Con su Isabel era el sexo lo que los unía; Con Avellaneda es el amor verdadero, la compañía, la mística, el entendimiento y el sexo pasa a un segundo plano. Lo que más adora de su amor es la comunicación, le habla de Isabel, sus hijos, sus sueños y planes cuando se retire. Además de sus miedos e inseguridades. es como si hablara con su interior, su alma. La comprensión y nula recriminación son elementos que a Santomé lo llevan a poner esta relación en algo mucho más duradero y estable.

Pero un día Avellaneda no va a la oficina y se ausenta días. Su madre llama que está engripada y está con licencia médica. Pero días después Martín Santomé escribió en su diario repetidamente las palabras “dios mío”. La tregua había finalizado. Su destino era triste y oscuro.

Además de esta historia de amor, hay una abierta crítica a la vida en un Montevideo gris y rutinario. Además que en su trabajo de oficina y su relación con sus amigos e hijos le da una opinión de cómo se relacionan y cómo viven las personas que lo rodean. De la nula relación, comunicación y entendimiento con sus hijos varones y la vida más cercana con su hija Blanca. Además de la vicisitudes de sus amigos, que tiene forzosamente, y las problemáticas amorosas que viven ya en su avanzada adultez.

Santomé es un personaje que vive en la desconfianza, ya que lleva años viudo y sólo con relaciones pasajeras y nada establecidas. Vive ese periodo solitario, sin esperanzas, triste y gris con los avatares de su trabajo y su difícil vida con sus hijos ya mayores y la falta de comunicación con ellos notoriamente. Aparece esta chica que ilumina todo, su mente y corazón. La considera su amor y compañera, y a pesar de la diferencia generacional los une algo misterioso e intangible, el amor. Durante el transcurso de su diario y en el periodo en que está con Avellaneda, suplica a dios una simple frase “que dure”. Vive a pesar del amor, una incertidumbre, una especie de pesimismo. Piensa que lo que lo separará a él de Avellaneda es un hombre pero lo que lo separa a Avellaneda de él es la muerte.

Piensa en dios, cuenta las ideas de dios de sus cercanos, pero no concuerdan con su visión de dios. El quiere un dios cercano, con quien dialogar, a quien llenar de interrogantes. No un dios místico y omnipresente. Un dios dialogante y esclarecedor. Al final, toma un rol distante con dios. Cada uno en su vereda y no dialogan, ni hay un vínculo. Lo ve como un dios injusto, maquiavélico, malvado y que muestra su furia contra sus hijos, su furia contra él.

Obra de amor existencial, escrita en forma de diario que en breves párrafos vemos como Mario Benedetti nos entrega una visión de un amor esquivo, pesimista, pero cuando existe, muestra ese lado hermoso, verdadero, perenne y único. Obra que he leído en variadas oportunidades y que he leído febrilmente y siempre uno encuentra algo diferente, un sabor diferente en la relación del hombre con sus pares, con dios, con el amor y con existencialismo. Imprescindible.

Título: La Tregua
Autor: Mario Benedetti
Originalmente publicado: 1941
Formato: e-book
ISBN: -
Paginas: 208 páginas
Calificación: Imprescindible