viernes, 8 de marzo de 2024

Libro: Patricio Abarca - Goles sagrados del fútbol chileno

Muchos son los goles que aparecen en este libro son los que vi y viví por la televisión, en casi su totalidad, y  que han marcado mi vida, principalmente mi infancia y adolescencia. El que más grité, fue el segundo gol de Marcelo Salas a Italia en el marco del Mundial de Francia '98. Lo grité con el alma, era mi primer mundial y le ganábamos a uno de los finalistas del último mundial y una de las potencias del mundo del fútbol. Luego vino el empate de Italia, pero esa celebración fue única.

Hay más goles, más emociones. Como los goles de Luis Pérez para lograr la Copa Libertadores del '91 con Colo-Colo, cuando aún era un niño. Uno de los sucesos que más recuerdo de mi infancia. Ya adulto, no olvido el penal de Alexis Sánchez para conquistar nuestra primera Copa América el 2015. Imborrables.

El periodista Luis Abarca logra plasmar, en un poco más de cien páginas, quince goles que marcaron la historia del fútbol chileno. Comienza con el golazo de tiro libre de Leonel Sánchez a la U.R.S.S liderada por el portentoso Lev Yashin en el mundial jugado en nuestro país en 1962. Finaliza con el gol de Reinaldo Navia a Argentina en el Preolímpico sub-23 en Londrina, Brasil en 1999.

En los siguientes párrafos, todos los goles que aparecen en este pequeño libro, en lo físico, pero grande en lo emotivo, recuerdos y todo lo que significa para las generaciones amantes del fútbol. 

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LEONEL SÁNCHEZ Y SU GOL A YASHIN. CUARTO DE FINAL DEL MUNDIAL DE 1962 - 10 de mayo de 1962 - 

A los once minutos, un tiro libre de Leonel Sanchez sacude la leyenda de Lev Yashin, con un zurdazo desde un ángulo imposible. Todos recuerdan que gritaron penal, pero el árbitro holandés Leo Horn cobra la falta a Armando Tobar fuera del área. Pero la injusticia de Horn tendría una reparación, justo el día en que el relator Julio Martínez, al borde de la cancha, inventaría la expresión “justicia divina” para describir el gol de la apertura. Desde la izquierda del área, cuando lo que dicta la geometría es tirar un centro, Leonel, el goleador del Mundial, respira profundo da cinco pasos, impacta el balón con la zurda como si todo su cuerpo fuera el puño de un boxeador, y a partir de ese segundo vivirá para siempre con la sensación de haber derribado a un gigante.

El día del partido contra Unión Soviética la zurda volvió a funcionar. Puso la pelota para patear y ahí Yashin se equivocó. Vio que él tenía poco ángulo para pegarle al arco y puso tres jugadores en la barrera, en el primer palo y el se fue al centro. Para cualquier arquero parecía que sería un centro, pero Leonel Sanchez veía el hueco, justo entre el palo y la barrera. Era un espacio mínimo, pero él lo veía. tomo vuelo y le pego con el empeine, con el borde externo. En ese momento  no se piensa, cree y se dio cuenta que era gol cuando la gente se levantó para festejar. Nunca vio entrar la pelota. El griterío era inmenso y salió corriendo detrás del arco, loco de alegría. Solo corría y todos lo persiguen porque querían darle un abrazo.

ELADIO ROJAS Y SU TANTO A YUGOSLAVIA. DEFINICIÓN POR EL TERCER LUGAR DEL MUNDIAL DE 1962 - 16 de junio de 1962 - 

Un Chile al filo de sus fuerzas llegaba al minuto  noventa con un empate sin goles, mirando con horror una definición en tiempo suplementario. Fue entonces cuando el hombre que más había corrido en el equipo vio una oportunidad, se abrió terreno con sus zancadas y sacó el derechazo desde fuera del área que le dio a Chile el tercer lugar. Ese hombre era el inmortal Eladio Rojas.

El gol de Eladio no fue tan bonito, pero si fue el más importante. Se acababa el partido y venía el tiempo extra. Nadie iba a reconocerlo ese momento, pero sabemos que un alargue era lo peor, los yugoslavos habían hecho tres o cuatro goles, porque el equipo chileno estaba al límite por la gran cantidad de lesionados en cancha, ya que aún no existían las sustituciones en el fútbol.  

La pelota la tomó Eladio Rojas en la mitad y entonces quedó listo para arrancar desde su lugar favorito. Se mandó un carrerón y sacó la derecha, igual que contra Unión Soviética. La pelota pegó en un yugoslavo y el arquero quedó ahí, descolocado. Eladio saltó y abrazó al arquero como si fuera su amigo de la pura felicidad. El equipo aguantó unos minutos hasta que llegó el final. Era como estar un poco en una isla desierta, Eladio los salvó a todos.

La gente sacaba pañuelos blancos y celebraba. Era emocionante, pero también irreal. 

CARLOS CASZELY ANOTA CONTRA EMELEC. PRIMERA FASE DE LA COPA LIBERTADORES - 28 de marzo de 1973 -

Parecía un rito pagano, la multitud que rodeaba la cancha había comenzado a encender antorchas con el diario del día. El delantero Carlos Caszely había culminado una jugada gloriosa. El rey del metro cuadrado, apodado así por su capacidad de definición en el área, comenzaba a tejer su leyenda. El rugido de ochenta mil personas en Ñuñoa por la jugada y el gol del delantero era ensordecedor, un ruido que estremecía la historia una profecía de lo que sería capaz de conseguir el equipo blanco en aquel año convulsionado de 1973.

El gol siempre estuvo en su inconsciente, lo soñó. Por eso, cuando jugaba la Copa Libertadores de 1973 contra Emelec y ganaron 5-1, para él se entiende ese es  el gol del que todo el mundo se recuerda. Parte con una pelota que le dio el Loco Páez por la derecha, se lleva con velocidad a la defensa, sale el arquero, le mete un túnel al uruguayo Garcia, después viene el uruguayo Piriz, le hace un amague, pasa de largo y entra con la pelota dominada al arco. Levanta las manos  y el juego con su padre, de la infancia, se hace realidad. Son ochenta mil personas gritando ese gol.

Ese es el gol que todos recuerdan y se dice que es el más lindo que se haya hecho en el Estadio Nacional. Cazsely no distinguió nada y solo celebraba. Lo increíble fue después, entender el sentido de la frase de la portada en la revista Estadio “se pasó, se pasó” Eso era. Era lo que gritaba la gente después del gol a Emelec.

ELÍAS FIGUEROA Y EL GOL ILUMINADO. FINAL DEL TORNEO BRASILEÑO DE 1975 - 14 de diciembre de 1975 - 

Sincronía cósmica. Los acontecimientos realmente importantes dependen de la combinación de muchos factores; la luz correcta en el ángulo adecuado. 

El Internacional de Porto Alegre era un equipo acreditado, con Falcao y Julio Cesar Parpergiani entre sus figuras. En un partido apretado, con ochenta mil torcedores en las tribunas, la historia se define en el minuto once del segundo tiempo, cuando se registra una falta contra Valdemiro en el secreto derecho del ataque. El mismo Valdemiro se encarga de servir el tiro libre con una información que en medio de aquel griterío nadie más podía detectar. Elías Figueroa, el zaguero central y capitán del colorado, ha subido hasta el área y le hace un gesto secreto y en segundos está ahí, en el aire, conectando de cabeza el centro hacia la red de Cruzeiro. Gol para que Elías Figueroa e Internacional de Porto Alegre griten campeones del principal torneo de clubes de Brasil. 

Horas más tardes se verá en televisión el fenómeno que acompaña el gol de Figueroa. En un día nublado, un rayo de luz aparece justo cuando el chileno está en el aire y conecta el cabezazo. Es una visión que dura apenas dos segundos, un nítido haz de luz dibujado alrededor de su figura. Gol mítico, gol iluminado.

SANDRINO CASTEC Y SU GOL DE CHILENA A ARGENTINA. PARTIDO AMISTOSO EN MENDOZA.

El equipo dirigido por Luis Santibáñez se preparaba para afrontar las Clasificatorias del Mundial de España y encontró la inmejorable oportunidad de medirse con el campeón del mundo. Con casi todas sus figuras, Argentina contaba con Diego Maradona listo para asumir el trono como el mejor de la historia en su país. Argentina entró como una tromba y parecía que podía aplastar fácilmente a la Roja, con un 2-0 en los treinta minutos. Chile se mantuvo vivo gracias a un tiro libre de Jorge “Papudo Vargas”, y finalmente, Sandrino Castec, el debutante, lograría empatar con una chilena justo un 18 de septiembre. 

El “Flaco” Bigorra avanza por la izquierda y se la da a Manuel Rojas. Él la baja, le queda como adherida al zapato y le pega. Y le pega tan bien, que Fillol se sorprende, tiene que estirarse y la manotea hacia arriba. Castec estaba a la salida del área grande y eso le da el tiempo. Era como un espectador de esa pelota alta. La sigue con la vista, la siente y le pega tan de lleno, que da el tiempo para girar y ver que a Fillol se le va alejando. Gol.

PATRICIO YAÑEZ CONVIERTE EN EL DEFENSORES DEL CHACO. CLASIFICATORIAS PARA EL MUNDIAL DE ESPAÑA DE 1982.

La selección chilena, dirigida por Luis Santibáñez, sacaba a la luz lo mejor de su coraza defensiva ante el rival más fuerte de su grupo en las clasificatorias para ir al Mundial de España 1982: Paraguay, campeón de América, con un poderío ofensivo de temer, arrinconaba a la Roja contra las cuerdas con centros. Elías Figueroa era la torre más alta de la resistencia chilena, asistido por Mario Soto y Rene Valenzuela como centrales en un partido tenso y peligroso. 

El partido que se pensaba, iba a ser tal cual, jugando con tres centrales y soportando muchos centros, metidos atrás. No había cómo hilvanar una jugada y una habilitación era un despeje. Salía un balón para arriba y ahí estaría el Pato tratando de agarrar alguno. Hasta Gustavo Moscoso y Sandrino Castec estarían trabajando de más atrás.

Paraguay era el dominador, pero en el minuto 70 cuando Gustavo Moscoso intercepta un cambio de juego de Benítez, y con la zurda dibuja el pase profundo a Patricio Yáñez. Yáñez deja atrás al defensor Juan Bautista Torales y enfrenta al portero Ever Almeyda con una definición que se congela en el tiempo. Es una escena asombrosa y solo puede ser real porque en la televisión suena el relato de Pedro Carcuro para testificar. Son diecinueve zancadas de Yáñez desde la mitad de la cancha antes de impactar el balón, y Carcuro, que por norma nunca gritaba un gol, encuentra también la manera de remecer a todo Chile con un grito que dura cinco segundos.

WASHINGTON OLIVERA Y SUS DOS ANOTACIONES EN URUGUAY. SEGUNDA FASE DE LA COPA LIBERTADORES DE 1981.

Washington Olivera y la serie de Cobreloa en segunda fase de Libertadores en sus partidos de visita. El gol que le hizo a Nacional de Uruguay en la Copa Libertadores de 1981 por Cobreloa, y que es el 2-1, fue tan tremendo, tan especial. Lo festejó porque otra cosa es que su padre le decía que había que celebrar todos los goles. 

Fue una jugada muy bonita, que había empezado Merello y que continuó con Puebla. El Ligua aguanta en la derecha, me ve solo y la cruza. Amortigua en el área y ve de reojo que viene Víctor Esparrago, amago con la zurda y después le pego con la de palo. La pelota entró justo entre los dedos de Rodolfo Rodríguez y el poste.

Cinco días después de la victoria a Nacional, volviendo al Estadio Centenario, con Peñarol. Cuando se produce una falta casi al medio de la cancha, se paró frente a la pelota para ejecutar la falta, le pedían que hiciera tiempo y la tiró lejos. Pero en ese mismo instante se queda viendo a los muchachos de Peñarol pelearse en la barrera. Entonces tomó carrera y le pegó con toda el alma. La pelota pasa por fuera, da un bote y agarra un efecto raro, porque pica dos veces antes de entrar. Gol. 

JORGE ARAVENA Y EL GOL IMPOSIBLE. CLASIFICATORIAS AL MUNDIAL DE MÉXICO 1986.

Su visita al Estadio Nacional, por la tercera fecha del grupo que completaba Ecuador, se produce un par de semanas después del gran terremoto que afectó a Chile el 3 de marzo. Luego de haber empatado 1-1 en Quito aquel día, el equipo dirigido por Pedro Morales venció a los ecuatorianos por 9-2 en Chile. Había euforia por el primer duelo con la celeste y así fue que se registraron setenta y nueve mil novecientas once personas en el estadio de Ñuñoa. El primer estallido impactante de la multitud se produjo en el minuto 27, cuando Hugo Rubio abrió la cuenta tras una jugada que inició Aravena. Un pase suyo encontró el pique corto de Carlos Caszely en plena área. El arquero Rodolfo Rodriguez logró achicar parcialmente, porque la pelota se abrió hacia su izquierda, donde Rubio conectó en la línea de fondo, pegado al palo. 

Se acumulaba la tensión en cada jugada hasta que vino la acción definitiva en el minuto 54. Una falta sobre Rubio en el arco norte del estadio dejó a Jorge Aravena parado con los brazos en jarra frente a la escena que había previsto. De espalda al acantilado que era la línea de fondo, sin el ángulo adecuado para usar la potencia de su disparo, solo podía imaginarse un centro. Así lo entendieron sus compañeros, que se colocaron para recibir la pelota en el área, y así se ubicaron los uruguayos para defenderla.

La ejecución de Aravena rompió los esquemas. Habilitado por el pitazo del juez Jesús Diaz El Mortero saco una curva alta que floto, desorientó a todo ojo humano allí presente, y finalmente se coló en el segundo palo del portero Rodolfo Rodriguez. El aleteo desesperado del uruguayo fue la mueca de impotencia que selló la trayectoria de la pelota hasta la red.

Treinta años después la FIFA lo nombró el gol imposible, es el único gol imposible y es chileno.

JUAN CARLOS LETELIER Y LA GOLEADA A BRASIL. COPA AMÉRICA 1987 EN ARGENTINA

Esta goleada, 4-0, se produjo en parte gracias a un arquero. Roberto “Condor” Rojas se encargó de congelar psicológicamente a los brasileños con tapadas sobrehumanas hasta que, al filo del primer tiempo, Ivo Basay abrió la cuenta para Chile con un cabezazo. El bisturí volvió a operar cuando Juan Carlos Letelier logró el segundo con un globo que floto imperceptiblemente antes de entrar. Basay remeció la red con un segundo cabezazo. Y cuando ya la hazaña parecía consumada, Letelier, el llamado “Llanero Solitario”, cerró la noche con un gol que es un homenaje al fútbol, con un recorrido casi en cámara lenta por toda el área brasileña y que bien puede explicarse en la imaginación de alguien que como el nació jugando en los cerros de Valparaíso.

MARCELO BARTICCIOTTO Y EL GOL DE REVÉS A BOCA. SEMIFINAL DE LA COPA LIBERTADORES DE 1991

Tras caer por 1-0 en La Bombonera, Colo-Colo logró vencer a los xeneizes por 3-1 en Santiago. Fue una dura batalla que incluyó la pelea del equipo argentino con carabineros y camarógrafos en plena cancha del estadio Monumental, además de dos goles extraordinarios de Rubén Martínez, el primero y el tercero. Pero, en medio de la magnífica exhibición futbolística que brindaron los dos equipos, sobresale la majestuosa plasticidad con que Barticciotto concreta el 2-0 parcial.

En el Monumental, Barticciotto estaba atento a un lateral que Lizardo Garrido sacaba cerca del arco de Colo-Colo cuando comienzan los quince segundos que demora en ejecutarse una jugada maravillosa. Gabriel Mendoza transforma un balón común y corriente en una sustancia incandescente, combina con Rubén Espinoza y habilita la carrera de Patricio Yáñez por la derecha. El centro es una comba indetectable para los radares defensivos de Boca Juniors y Barticciotto, que aparece en el segundo palo como flotando con el revés de su pie derecho por delante, conecta la pelota y la coloca en un hueco que sólo puede comprenderse que existe cuando ya la red está vibrando. 

LUIS PEREZ CONVIERTE DOS GOLES A OLIMPIA. FINAL DE LA COPA LIBERTADORES DE 1991 

El 29 de mayo, en el partido de ida en Asunción, el cuadro albo empató 0-0, un buen resultado, considerando que en toda esa copa el equipo de Jozic era insuperable de local. Colo-Colo ganaría 3-0 en una final magnifica. Dos goles de Luis Pérez abrieron el camino de los albos. 

En el primer gol y, el que más recuerdo, es el minuto 12 y Jaime Pizarro jugó rápido a Barticciotto. Y ahí, Marcelo, en vez de encarar otra vez, la juega hacia atrás. Pérez amaga ir a buscarlas, la deja pasar y ve a Rubén Espinoza. Una pared con Rubén era algo natural, algo que hicieron por años cuando jugaban en Católica. Recibió un devolución precisa, entró, se cruzó ante el defensa, y él, para no hacer penal, no lo toca. Vio salir el arquero y le pega fuerte de derecha, cruzado porque venía tapando el primer palo. Jugada bonita, definición eficiente y a la gloria eterna. 


LEONARDO VELIZ Y LOS PENALES. DEFINICIÓN DEL TERCER LUGAR DEL MUNDIAL SUB-17 DE 1993 EN JAPÓN.

En cada entrenamiento Veliz entrenaba los penales. Lo veía en preparación si alguna vez eran necesarios una tanda de penales para clasificar a la siguiente ronda. Vio a varios pateadores, entre esos su goleador Manuel Neira. Finalmente lo descartó de la lista por un tema psicológico visto por el psicólogo de la delegación. Opto por los más serios y que lograron la mayor concentración, ósea tomar la pelota, ponerla en el punto penal y patear lo más concentrado posible y optó por esta lista: Lobos, Tapia, Galaz, Garrido y Rozental. Jugadores con una gran fuerza mental y buena técnica al patear el balón. Llegó el momento de usar esta lista en la definición por el tercer lugar ante Polonia, luego de empatar 1-1. El resultado fue el esperado, más aún, prensado que Salas tapo los primero dos penales de los polacos. Salas era el arquero reserva, pero desde el primer día en Japón en los entrenamientos a fuerza de trabajo y tesón logró la titularidad. Una camada que hizo algo histórico. Por primera vez clasificar a un mundial sub 17 en Colombia y este preciado tercer lugar. 

IVAN ZAMORANO ALCANZA EL TÍTULO EN EL BERNABÉU. FECHA 36 DE LA LIGA DE ESPAÑA 94-95.

Al tercer año, con la llegada de Jorge Valdano, Zamorano quedaba relegado del equipo, no contaba con el técnico. La manera como Zamorano le dobló la mano a su técnico es una clase magistral de resiliencia. Así llegó a la antepenúltima fecha del campeonato 94-95 encabezando el ataque en el Santiago Bernabéu contra el Deportivo de La Coruña, su más peligroso escolta en la tabla. Cinco años sin un título, aparecen los fantasmas. Amavisca adelantaba al Real, pero Bebeto empató a los 68 minutos y tenso el ambiente. Iván Zamorano, con una confianza en sí mismo única, miro como salía la pelota del área merengue y tomaba recorrido hasta llegar a los pies de su compañero Amavisca. Parado en la línea derecha, unos metros a Valdano, se le prende el corazón y comienza a buscar el espacio para dar forma a la jugada con la que ganara el amor eterno del Real Madrid.

La jugada comenzó a elaborarse con el robo de una pelota de Quique Sanchez Flores por el costado derecho. El balón le llegó a Luis Enrique, después a Redondo, que hizo una media vuelta con Laudrup, y el la abrió hacia la izquierda. Cuando la recibió Amavisca, en ese mismo momento, Iván Zamorano picó.

Estaba lejos, pero logró intuir el espacio. Él la cruzó de lado a lado: era una pelota difícil, porque tenía por delante un defensor. La paró con el pecho y ahí intentó posicionarse en busca del remate. 

El control fue complejo, no podía ser de otro modo, porque la controló en el aire. Giro en el salto para que la pelota le llegara al pecho. Creo que la mitad de ese gol está en el control que se hace en el aire. Y los controles tienen que ver con la definiciones. 

Lo que viene es una resolución típica de Iván en el área; en diagonal, ganando una posición a los defensores. Con un remate frontal, por el ángulo era más bien difícil. Parece sencillo, lógico, pero había poco ángulo. Cuando salió el remate, la pelota pegó en el portero primero y después en el palo antes de entrar. Se quedó mirando como eso ocurría, hasta que ya fue gol.

MARCELO SALAS CIERRA LA CATEDRAL. PARTIDO AMISTOSO EN LONDRES - 11 de febrero de 1998.

El cuadro dirigido por Nelson Acosta se preparaba para el Mundial de Francia 1998 y había recorrido casi el mundo entero en una gira que empezó por Hong Kong, Auckland-Nueva Zelandia, luego Melbourne-Australia y terminó en Londres. 

La catedral del fútbol cerró sus puertas con ese partido, dispuesta a una remodelación absoluta. Los ingleses tenían preparada su despedida, y la verdad es que el rival no importaba tanto como la expectativa que generaba el debut de Michael Owen, la nueva figura del futbol británico.

El equipo de Acosta navegaba con propiedad a los 44 minutos cuando se producen los primeros trazos de un gol maravilloso. Nelson Parraguez, que tapaba todos los huecos posibles delante de la defensa, rechazó de cabeza un balón en el área. Clarence Acuña atrapó la pelota y, gracias a un par de zancadas, consiguió llevarla lejos, pero solo lo suficiente para entregarla redonda y calmada a José Luis Sierra. Son dos pasos y la cabeza levantada los que acompañaron el talento de “Coto” buscando algo que solo él pudo ver en ese segundo. Lo que emergió es el pique de Marcelo Salas hacia el espacio vacío en el área inglesa. El pase fue largo, perfecto, aunque todavía fue más asombroso el gesto técnico de Salas para saltar suavemente sobre el punto de contacto con la pelota, acomodarla con el muslo izquierdo y, casi flotando en punta de pies, sacar el remate con la misma pierna y abrir la cuenta.

Visto desde todos los ángulos es un gol estremecedor. Hay silencio alrededor y Wembley se quedó mudo porque no fue fácil creer que Chile estaba arriba en la cuenta y mucho menos entender la perfección de la técnica que había dado lugar a esta conquista.

REINALDO NAVIA CONTRA ARGENTINA. TERCERA FECHA DE LA FASE FINAL DEL SUB-23 DE LONDRINA

Con dos equipos empatados en puntaje y en diferencia de goles, detrás del clasificado Brasil, el partido se iba derecho a la definición a penales hasta el minuto 85, el momento clave. 

Álvarez sacó la pelota desde el lateral y Núñez triángulo con Gutiérrez. con el balón controlado. Núñez abrió el juego hacia la izquierda, donde Rodrigo Tello se asomaba como lateral destapado. Contra toda precaución, allí estaba el zurdo de Universidad de Chile, que dio dos pasos y se acomodó para sacar un remate arrastrado hacia el arco, con un botecito mínimo y traicionero que el arquero argentino Cristian Muñoz, impecable todo el partido, no logró embolsar. El rebote abría una posibilidad bendita y ahí fue que apareció Reinaldo Navia, de profesión oportunista, para meter la derecha y abrir la cuenta.

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Cada gol es presentado al lector explicando su contexto histórico para el fútbol chileno y el futbolista que marca el gol. Su segunda parte, es por medio del testimonio del autor de ese gol, con su contexto personal, cómo cambió para siempre su carrera futbolística y explicando en algunos casos sus inicios en el fútbol, y todo que llevó al personaje a ese momento único, al gol que cambió la vida de generaciones de los amantes del fútbol.

Libro muy entretenido, de rápida lectura y el cuál trajo a mi memoria goles históricos y muchos de ellos marcados a fuego en mi memoria. Se agradece iluminar en las habitaciones de nuestra memoria estos grandes  goles e inmortalizarse en un libro y conocer toda esa historia tras ese gol que mayormente desconocía. Goles que justifican su importancia en el fútbol chileno. Goles que pasan a la categoría de leyendas, mitos y a una importancia eterna en nuestra historia futbolística con pocas alegrías, triunfos morales y vergüenzas deportivas. 

Libro recomendable para los amantes del deporte más bello del mundo, el fútbol, escrito con pasión y detalles de cada jugada y su contexto personal e histórico. Pluma fácil de comprender, y que permite utilizar nuestra máquina del tiempo, nuestra mente, para transportarnos a aquellos momentos únicos, cargados de emoción e historia. Recomendable. 

Título: Goles sagrados del fútbol chileno
Autor: Patricio Abarca
Originalmente publicado: 2018
Idioma: Español
Formato: e-book
ISBN: 978-956-360416-0
Páginas: 105 páginas
Calificación: Recomendable