miércoles, 16 de agosto de 2023

Serie: The Days

 

11 de marzo de 2011. Ocurre un terremoto 9.0 en la escala de Richter en Japón, pero de convertirse el terremoto más violento en la historia del Japón, se convierte en un gran tsunami que destruye las zonas costeras de parte del archipiélago nipón. Evacuan las zonas costeras y en la planta nuclear de Fukushima Daiichi se vive una especie de relajo y buen humor. Todo esta supuesta calma se termina ya que el tsunami llega y  destruye e inunda todo a su paso. Llevando vidas, destruyendo las instalaciones de la planta nuclear. En la sala de control de los reactores nucleares se viven momentos de nerviosismo hasta que la electricidad se va en todas estas instalaciones y se van a un completo blackout energético. La planta pierde todo su poder y existe un total fuera de control de los reactores y se vive un escenario nunca antes visto en esta planta nuclear japonesa. 

Pocos son los expertos en energía nuclear que trabajan en el gobierno para la contingencia. Al no haber energía eléctrica no se pueden monitorear los reactores y toda la información del estado de los reactores es totalmente desconocida y se trabaja con supuestos.  Se declara emergencia pero sin evacuar zonas habitadas, en su mayoría zonas habitadas por trabajadores de la planta nuclear y sus familiares. En un inicio es imposible entrar a las zonas de los reactores por alta radioactividad. Al saber que cuentan con poco tiempo las autoridades declaran, dos horas después de su último aviso, una evacuación de tres kilómetros a la redonda de los reactores. Abren las válvulas para enfriar los reactores, pero cuentan con muy poco tiempo para evitar una fuga radioactiva. La situación es más que crítica y cuentan con nulo tiempo de reacción. Envían generadores móviles para tener energía en los reactores y así enfriar los reactores pero las vías de comunicación terrestres y la oscura noche evitan un andar prolijo. Ya no hay tiempo para evitar un verdadero y terrorífico desastre nuclear. 

Si explota el reactor uno, será cuestión de tiempo para ver como los restantes cinco reactores exploten y el daño sea superior en suficiente demasía a lo ocurrido en Chernobyl. Deberán de abrir dos válvulas para liberar el gas de presión del reactor uno y así salvar la grave situación. Habrá radioactividad liberada en el aire, pero nada en comparación al desastre nuclear a evitar. La idea es enviar a tres equipos de dos hombres para abrir las válvulas y así liberar presión de los reactores. Es marzo 12 de 2011 y los contenedores explotarán si no son liberados. Si así no ocurre el daño sería brutal y dañino. Serían entre tres a cinco kilómetros a la redonda que la vida no sería posible por la radioactividad liberada. El primer equipo logra abrir la primera válvula, pero el equipo dos no pudo ni siquiera acercarse al objetivo por los grandes niveles de radioactividad en el ambiente y deciden volver a la sala de mando del reactor uno. Es tanto el desgano que hay trabajadores, los más jóvenes, que desean irse pero la valentía del resto de equipo de contención lo hace cambiar de parecer. El tiempo es más que oro, los minutos pasan y en los contenedores aún no son liberados su presión. Es una pesadilla, el terror a la radioactividad sin control, el miedo del daño de este poder nuclear es tremendo entre los trabajadores de la planta de Fukushima Daiichi y trabajan en distintas labores en la contención. 

Los técnicos de la planta nuclear y los funcionarios de gobierno y las máximas autoridades viven el sustos de sus vidas al ocurrir una explosion de hidrógeno en el exterior del reactor número uno, pero el contenido nuclear del reactor se mantuvo intacto y no ocurrió una fusión. La razón, se inyectaba agua potable para enfriar el reactor, pero ocurrió dicha explosion causando muchos heridos en los miembros del ejército que trabajaban en el exterior de la planta nuclear. Los técnicos de la planta deciden inyectar agua salada y se le pide ayuda al ejército japonés para limpiar la zona y acceder a agua salada salada de una piscina en el exterior. Aunque las autoridades máximas de la planta nuclear deciden usar agua potable por no saber el comportamiento del reactor con agua salada; los técnicos que trabajan in situ en la planta nuclear optan por engañarlos y al final seguir bombeando y subir los niveles de agua utilizando agua de mar. Además que las autoridades deciden cortar la energía eléctrica de las zonas cercanas a la planta, porque es posible vivir un corte total de electricidad de Tokio y parte importante del Japón. Pero las autoridades locales se niegan ya que hay gente que necesita la electricidad porque dependen de máquinas para mantenerse con vida en sus hogares. Simplemente se les dice a las autoridades que si mueren dichas personas, ellos serán condenados como asesinos de aquellos pacientes.

A pesar de los esfuerzos de abrir válvulas para aumentar el nivel de agua salada en los reactores, se hace imposible subir los niveles. A pesar de los esfuerzos humanos de los operarios in situ y de militares que trabajaban en los exteriores de los reactores para limpiar la zona y conectar las mangas con agua a las válvulas, no es suficiente. El reactor tres explota dañando la infraestructura exterior del reactor y dejando la radioactividad en niveles críticos y es cosa de tiempo que los reactores restantes sigan al igual ese camino. No se viven momentos así en la historia del uso de energía nuclear desde Chernobyl y es elevado el riesgo a siete. El panorama es crítico, desolador, pesimista. Tokio y un tercio de Japón están en riesgo de una contaminación masiva en todos sus elementos, de convertirse en zonas inhabitables y la economía y la  vida en el archipiélago nipón se destruiría y tardaría décadas en recuperarse.

Desde este panorama crítico, las decisiones de la planta nuclear y del gobierno es evacuar el personal cercano. No evacuar en un ciento por ciento, sino dejar solo el personal esencial para poder lograr estabilizar y tomar control de los reactores. Incluso el Primer Ministro del Japón toma el control total de las operaciones, dejando de lado las autoridades de la planta nuclear Fukushima Daiichi. La decisión de él originalmente era que  todos se quedaran pero las explosiones sucedidas tomaron esta dramática decisión de evacuar. Son escenas de cariño, humanidad y respeto que se demuestran entre los trabajadores que se quedan y los que evacuan y la organización para evacuar es tremenda. Se decide dejar solo a operarios y personal esencial ya adultos y los más jóvenes son obligados a evacuar. Todo por salvar al Japón de la hecatombe. 

Es una serie basada en hechos reales, que avanza lentamente pero causan en cada episodio un mayor alcance del riesgo que se vivió en Fukushima el año 2011. Los héroes, valientes operarios y militares que dieron su vida e integridad para salvar una gran zona del Japón. Esta serie se trabaja en tres aristas: la inoperancia del gobierno japonés, el trabajo organizado y lleno de humanidad de los trabajadores de la planta nuclear Fukushima Daiichi y el sacrificio de los personajes para salvar al Japón de la hecatombe total. Estuvimos a un paso de la tragedia.  Papeles actorales como los de Kōji Yakusho interpretando a Masao Yoshida, el jefe de las operaciones para mantener los reactores estables en la misma planta Fukushima Daiichi.  Fumiyo Kohinata, como el inoperante y lleno de sin razones, Primer Ministro del Japón Azuma.

Una miniserie única, que se asemeja a “Chernobyl” pero aquí es más detallada en personajes y trama. Va paso a paso, de forma detallada y dentro de todo este caos y destrucción vemos la idiosincrasia japonesa: del deber, el sacrificio, la voluntad, las ganas de sacar sus problemas adelante y el honor ante todo. El no rendirse y buscar la solución a sus problemáticas en gran parte de los personajes. Es algo que destaco. Algo que me llamó mucho la atención y me hace aún más admirar la cultura japonesa. Aunque también se ve lo inoperante de algunos personajes políticos del Japón de aquella época y de altos personeros de la planta nuclear de Fukushima Daiichi que desde su escritorio enviaba a la muerte a personal civil y militar para salvar la situación. Hideo Nakata y Masaki Nishiura son los directores de la serie que se basaron en el guión de Jun Masumoto, quien a su vez tomó como punto de partida el libro escrito por Ryûshô Kadota llamado “On the Brink: The Inside Story of Fukushima Daiichi” y de las memorias escritas de Masao Yoshida, personaje real personificado en esta serie de ocho capítulos. Imprescindible.

Tráiler:


Título: The Days
Episodios: 8 episodios
Año: 2023
Directores: Hideo Nakata y Masaki Nishiura
País: Japón
Idioma: Japonés
Subtítulos: Inglés
Formato: Streaming (Netflix)
Calificación: Imprescindible