lunes, 22 de enero de 2024

Libro: Juan Cristóbal Peña - Jóvenes pistoleros: Violencia política en la transición

Para contextualizar, es a finales de la década de los ochenta y principio de los noventa y estamos viviendo en los albores de una democracia. Una época turbulenta y confusa, ya con una ciudadanía cansada y entregada a este pacto democrático entre las Fuerzas Armadas y el gobierno de turno. Existen estos votos de confianza entre estas fuerzas políticas y armadas que no transparentan lo que estaba en juego. Pasaban muchas cosas en las sombras y que no eran tan evidentes para la gente común y corriente de aquellos años.

Con una justicia en la medida de lo posible, que llamaba a estos grupos armados, descolgados de lo político, y que vivían una vida en la clandestinidad al no aceptar estas injusticias y que hacían pensar al chileno que en las décadas anteriores no había pasado nada de nada en lo relacionado con las violaciones de los derechos humanos en dictadura. Es así que existen movimientos subversivos en distintas partes de Santiago y regiones para hacer pagar a los rostros de la dictadura y ciertos rostros que fueron actores principales de la caída de Salvador Allende y la llegada de Pinochet

Entonces vemos el papel primordial en este libro de dos personajes con los cuales Juan Cristóbal Peña se relaciono en la época de la educación secundaria como es el “El Negro” Ricardo Palma Salamanca y de ”Miska” Silvia Brzovic.

Salamanca nunca se tomó muy en serio eso de las reuniones políticas. Por el contrario, le aburrían profundamente. Era un muchacho de acción, en ningún  caso un líder con pasta de orador. Lo venció la timidez a hablar en público y esa introversión de quien prefiere estar en la calle dando el ejemplo. La militancia para él era pura paja. Lo que marco a “El Negro” fue el “Caso Degollados” y que lo convención de que militar un partido no era suficiente. Tampoco es que la militancia de base haya sido lo suyo. Salamanca apostaba por otra cosa. Además el secuestro de sus dos hermanas, Andrea y Marcela, lo marcaron para hacer lo que hizo. Para la “Miska” y “El Negro” es la hora de mayores compromisos, de lecturas y una militancia que ya no es hormonal o taquillera como pudo serlo en un comienzo, sino un proyecto consistente y serio, de largo plazo. Un proyecto de vida, hasta vencer o morir.

La entrada de Salamanca y de Silvia Brzovic fue a mediados de los ochenta y comenzaron a tener un trabajo más intenso a finales de la misma década. Ambos rompen incluso las reglas dentro del FPMR, conocen sus identidades y domicilios, pero poco importaba. Ya con Pinochet derrotado en el plebiscito de ‘88 y con la pronta entrega del poder de Patricio Aylwin, y que desde el Frente Autónomo se pensaba en que esa impunidad y cierto poder con el que quedaría Pinochet vivirán en la impunidad. El Frente no estaba dispuesto a eso. Era una transición política de la cual ellos se veían lejanos y con recelo frente a los arreglos políticos y de poder. 

El Frente Autónomo, trabajo en un plan de ajusticiamiento contra personajes que operaron en dictadura en impunidad, y así realizando el asesinato del General Fontaine de manos del del Grupo de Tareas Especiales de Ramiro, otro gran personaje de este libro, con dieciocho balazos que acabaron con la vida de uno de los ejecutores del “Caso Degollados”. Vestidos de escolares, Salamanca y su socio terrorista, despacharon más de veinte impactos de bala al taxi en el cual se desplazaba Fontaine.

Esta transición a la democracia fue entonces una democracia tutelada, lo que obligó al nuevo gobierno a ejercer un régimen político basado en los acuerdos con la oposición y también, a espaldas de una ciudadanía a la que antes se le llamaba pueblo. Una democracia de pactos secretos suscritos con la dictadura desde antes de que Pinochet le entregará la banda presidencial a Patricio Aylwin en un Congreso Nacional construido y normado a la medida del primero; pactos secretos y no tan secretos atendiendo a que no bastaba una mayoría parlamentaria para cambiar la Constitución de 1980, porque como había dicho su principal mentor, el senador Jaime Guzman, “Esta Constitución está hecha para que, no importa quien gobierne, se vea constreñido a tomar una acción no tan distinta de la que nosotros haríamos”; pactos y convicciones que profundizaron el modelo neoliberal impuesto en dictadura, lo que pasaba por no echar pie atrás el proceso de privatización de empresas públicas realizadas entre gallos y medianoche por ese mismo club de empresarios y economistas que se la adjudicaron a precios muy convenientes, para asegurar la estabilidad política y económica. El conjunto de este cuadro se puede explicar o contextualizar con el hecho de que en esta transición a la democracia hayan seguido operando grupos armados que combatieron a la dictadura, como siguieron operando también, ahora desde las sombras, los servicios de seguridad de la dictadura, atrincherados en el Ejército.

Otro caso visto aquí, es el secuestro de Agustín Edwards del Río que fue tomado como rehén y llevado a una casa-reten. Los celadores, que lo vigilaban, sólo se comunicaban con él por medio de mensajes en papel. Su cubículo estaba constantemente iluminado por una luz artificial y con música proveniente de un equipo estéreo. Su padre, el dueño del diario El Mercurio con el cual constantemente intentan los del Frente Autónomo  en que él llevara la negociación, contrató un experto en secuestros norteamericano y se coordinó con las altas esferas gubernamentales. Luego de llamadas, utilizaron un negociador neutro, el padre jesuita Renato Poblete

Salamanca fue unos de los celadores de Agustín Edwards del Río, pero “El Negro” estaba aburrido y sobre todo desesperado por un encierro que, por alguna razón, se prolongaba mas de la cuenta. Para mayor disgusto, compartía con “El Floro”, otro de los celadores, esa casucha del patio trasero donde apenas entraban dos camas. No soportaba su actitud y menos las costumbres carcelarias de su compañero celador, como orinar al interior de una botella en plena noche. El Floro, luego liberado, por su insistencia en abandonar. Se piensa que trabajó para el enemigo tiempo después. El Negro intento salir de este entuerto. No quería estar en el Frente Autónomo, no se sentía parte de él. Se auto infiere un balazo en la pierna. Aunque no fue impedimento en volver a la casa-retén. Ahora sin “El Floro”, estaba junto a “Piolín” como celadores y alimentaban, vigilaban y se comunicaban con Edwards, quien vivía en un mundo paralelo desorientado y bajo los efectos de sedantes y otros fármacos. 

Otro de los aspectos vistos en esta obra es el trabajo en las sombras de los servicios de inteligencia de las policías y del propio ejército. Ya no estando en dictadura, sino en plena democracia y realizando una loca carrera por acabar con estos grupos armados y su misión de desestabilizar esta democracia hecha a la medida de los militares y los grandes grupos económicos.  A estas alturas, la verdad, todo estaba revuelto en los servicios de inteligencia y seguridad. Mientras la Brigada Bulnes se desplegaba por todo el país, la inteligencia del Ejército hacía lo suyo vigilando a personalidades políticas y en búsqueda de estos grupos armados terroristas.

Luego de la liberación de Agustín Edwards del Río, “El Negro” Salamanca, fue detenido. Habló y aparte del secuestro de Edwards, se lo vinculo al asesinato del senador Jaime Guzman. Salamanca era el hombre más importante del momento en la cárcel. El pistolero frío y solitario. Además que el Frente Autónomo lo trataba de traidor por como se había relacionado con la policía.   

El Frente Autónomo ideó un plan de escape de los actores principales del secuestro de Edwards, pero algunas células fueron atrapadas, junto a Salamanca. Es el  caso de Palito y Gabriela fueron detenidos en la frontera con Argentina en el Paso de Los Libertadores. A él con cuatrocientos dólares de la dominación de los billetes con que se pagaron el rescate de Edwards. No tuvo como justificar y habló todo, con lujos y detalles, engañado de que todos estaban detenidos por el secuestro. Gabriela, la cocinera en la casa-retén fue la única que se mantuvo en silencio y no habló nada sobre porque estaba detenida. Luego años después desde la Cárcel de Mujeres, Gabriela se fugaría  una Navidad esperando el ir y venir de reclusas y sus visitas que no eran pocas. Nunca más se supo de Gabriela.

Posteriormente en Sudamérica existieron secuestros. En Brasil, llamó la atención el secuestro de publicistas y millonarios con características similares y dos de aquellos secuestros hechos de forma limpia. Recibieron millones de dólares en billetes de cien y se esfumaron para nunca saber de ellos. Los servicios de inteligencia y la policía de Brasil llegó a la conclusión de que eran células terroristas chilenas del FPMR y otros latinoamericanos para financiar las causas revolucionarios en Chile y El Salvador.

Volviendo a Chile, en Curanilahue fueron detenidos Ramiro y Agdalín. Agdalín se entiende ahora como informante de los servicios de inteligencia. Los restantes miembros de la célula terrorista en Curanilahue arrancaron por la Cordillera de Nahuelbuta. Ramiro, el mítico y rostro hasta hoy del FPMR, es enviado a la cárcel de San Miguel y se une al “El Negro” Salamanca. Este como nunca se vio cercano y cooperador con Ramiro. Sabía que él era su boleto para la libertad. Mas temprano que tarde Ramiro saldría y el Negro quería irse con él. Los presos políticos son trasladados a la Cárcel de Alta Seguridad y luego de huelgas de hambre y protestas de sus familiares pudieron tener un régimen carcelario no tan cercano a lo que sería de una recinto penitenciario de la más alta seguridad y control del país.

Pasaron los años y desde el cielo llego el rescate, y la fuga del Negro y Ramiro. Un helicóptero baja al patio central con un canastillo y Salamanca y Ramiro arrancan junto a otros dos presos políticos. El helicóptero aterriza en el Parque Brasil y luego están semanas en una casa de seguridad en el barrio alto de Santiago. Salen a Argentina en el maletero de doble fondo de dos vehículos. Salieron de a dos y se reunieron en Buenos Aires.

Luego de pasos por Cuba, México y Brasil llegamos a los hechos actuales de los jóvenes pistoleros con Ricardo Palma Salamanca y de ”Miska” Silvia Brzovic solicitando refugio humanitario por persecución política en Francia y Ramiro siendo detenido en el secuestro de un connotado publicista en Brasil. En la actualidad él vuelve a la Cárcel de Alta Seguridad cumpliendo una condena de treinta años.

En el caso de “El Negro” y “Miska” es que son libres en París. Trabajan, hacen una vida normal en tierras francesas. Incluso Silvia Brzovic es libre de volver a Chile, ya que no es más buscada por la policía al no encontrarle participación en el secuestro de Edwards y el asesinato de Jaime Guzman. Hoy en día ven lejanos sus días guerrilleros y de revolución, piensan que debieron haberse retirado a finales de la década de los ochenta. Comentan en base que esa renuncia debió ser por el comportamiento de Ramiro y su don de mando dictatorial y violento. No eran los revolucionarios del comienzo del movimiento guerrillero en el FPMR.

Un libro apasionante que nos hace ver las diferentes realidades en un Chile con una democracia frágil y amarrada a acuerdos. Como células terroristas buscan ajusticiar los crímenes por los cuales no son llevados a la cárcel militares y como personajes de la sociedad civil viven en la completa impunidad. Además de los servicios de inteligencia del gobierno, policías y del propio Ejército trabajando de forma autónoma para combatir aquellos movimientos subversivos.  Era una verdadera bolsa de gatos de poder y muñequeas en secreto.  Aunque el asesinato al senador Jaime Guzman no es visto en esta obra, ya que se piensa que saldrá en un próximo libro, si da datos, pistas de como fue el secuestro de Agustín Edwards del Río y de como el Frente Autónomo trabajo para financiar de estructura militar no sólo en Chile, sino en el resto de Sudamérica. Un libro esencial para conocer personajes claves de aquellos años difíciles, de aquellos años en el ciudadano no sabía de las diferentes acciones de personajes claves de la transición a la democracia. Un libro esencial para clarificar las acciones y entender las ideas que llevaron a estos "Pistoleros" a hacer lo que hicieron. Imprescindible.

Título: Jóvenes pistoleros: Violencia política en la transición
Autor: Juan Cristóbal Peña
Originalmente publicado: 2019
Idioma: Español
Formato: e-book
ISBN: 978-956-604213-6
Páginas: 401 páginas
Calificación: Imprescindible